Temo que Josep Borrell pretenda ser el Winston Churchill del siglo XXI. Por eso no sabe aún si postularse para el Premio Nobel de la Paz (las apuestas apuntan a la baja, pero si se lo dieron a Henry Kissinger por la Guerra de Vietnam, todo puede ser) o para el Nobel de Literatura, ese premio que finalmente ganó el primer ministro británico por sus crónicas de guerra. Usamos y abusamos de la metáfora de la guerra y su retórica viril y militarista en infinidad de contextos desubicados: lo hacen en las retransmisiones deportivas, lo hacía...
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