La economía se ha convertido en uno de los puntos flacos de España en los últimos años. Un crecimiento per cápita real estancado, una deuda pública creciente o el enquistamiento de la desigualdad son prueba de ello. Sin embargo, también hay algunas luces entre todas estas sombras, al menos en las estadísticas. El mercado laboral ha resistido bien a las turbulencias de los últimos años. No solo la tasa de paro, que es el indicador más mediático, también hay otro que está sorprendiendo por su comportamiento en este ciclo de crecimiento.
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