«Era capaz de pasarse horas estudiando teoría ajedrecística, aplicando una energía y disciplina de la que había carecido por completo en los estudios formales. Incluso aprendió ruso para poder entender los mejores libros sobre ajedrez del momento, los manuales soviéticos; ayudó el que Regina Fischer, que había estudiado en Rusia y simpatizaba con los comunistas, escuchase habitualmente Radio Moscú en el domicilio familiar»
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