Digámoslo de una vez. El bilingüismo que pretende gestionarse y alumbrarse en los programas escolares hasta ahora conocidos en nuestro país, es un producto de naturaleza peculiar y engañosa, que nada tiene que ver con el bilingüismo. Y ello porque este supuesto “bilingüismo escolar” ha venido consistiendo únicamente en meter con calzador en la escuela una serie de horas lectivas impartidas en un idioma extranjero para que los niños, supuestamente, aprendan a manejarse con él, tanto de forma oral como escrita.
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