Quienes llaman terroristas a Bildu y quieren desprestigiar a quienes pacten o dialoguen con ellos, deberían reflexionar sobre hasta qué punto el fascismo que señalan en el ojo ajeno no lo tienen en su propia casa. El problema no es Bildu, es Vox y cómo debe ser la cosa de grave para que un político de mano dura con los derechos como Valls no se quiera ni acercar a los de Abascal.
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