Un enorme globo amarillo alcanzó el cielo el 27 de mayo de 1931. En vez de una cesta, llevaba una cápsula hermética de aluminio negro y plateado. Dentro iban el físico suizo Auguste Piccard y su ayudante Charles Kipfer con un firme objetivo: alcanzar la estratosfera. Conquistaron la altura récord de 15.971 metros en la primera cabina presurizada de la historia. El motivo de esta aventura era estrictamente científico: Piccard quería observar los rayos cósmicos y apoyar la teoría de la relatividad de Einstein, a quien conocía desde hacía años.
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