Pablo Podadera falleció tratando de mediar en una pelea en la puerta de la sala Theatro (Málaga). Su muerte, sin embargo, no es un asesinato. Así lo ha determinado el jurado popular. Los acusados, esgrimen, no tuvieron la intención de acabar con su vida. Eso es lo que concluyen y lo que argumentan. Alberto y Alejandro son culpables de un delito de lesiones en concurso ideal con otro de homicidio por imprudencia.
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