"Así seguían las cosas hace dos años en una Valencia aletargada donde Cotino todavía lo era todo. Afable, afeitado, cristiano,… había tan poco barro en sus botas que era imposible detectar que ese grupito insignificante de personas derrotadas por él mismo que se reunían todos los días tres a la sombra de la catedral podía ser una amenaza. Sin embargo, la Asociación de Víctimas del metro había tenido el tiempo y la cabeza fría para unir con flechas los puntos negros del accidente. [...] Mañana la AVM3J bajará por última vez a la plaza."
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