Juan Carlos Rodríguez tiene un cociente intelectual de 64. Le falta un punto para "border line". Cuando siente nerviosismo se chupa el dedo. Y estos días se ha sentado ante un tribunal popular acusado del asesinato del holandés Martin Verfondern en Santoalla, en lo profundo del rural de Ourense. En 2014, le contó a la Guardia Civil que él había disparado: "Cogí la escopeta. Bum, Bum. Me escondí y que me busquen". Verfondern mantenía un pleito judicial con el padre de Juan Carlos a costa del reparto de los derechos del monte comunal.
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