Por la localidad murciana de La Unión se extiende ese día un silencio que acompaña el anhelo común de todos sus habitantes. Ojalá no fueran ciertas las tres muertes (a las que hay que sumar otros dos intentos) provocadas por la mente perversa de Isabel, una mujer capaz de querer acabar con toda su familia 26 años atrás. Lo consiguió a medias.
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