Los que matan de cualquier forma posible en Susa, Ankara, el Sinaí, Beirut, París, Bruselas, Orlando, Estambul, Niza, Kabul, Londres o Barcelona son producto del Califato de Siria, Irak y Libia y de otros países que comulgan con ellos. Aunque hay una parte, la más significativa y letal, que viene de los propios países donde después se cometen esos mismos actos. Su perfil no es solo el de un fanático religioso; los hay con motivaciones económicas, sociales o simplemente psicopáticas, con diversos niveles culturales y clases sociales.
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