La vida política es lucha y en ocasiones toma forma de persecución para cobrarse la cabellera de un rival. Si algo dejó claro lo ocurrido alrededor de la abdicación de Juan Carlos I fue que existía una operación perfectamente planificada y ejecutada en la que participaron los dueños de España. Lo que apareció negro sobre blanco estos días es el retrato del poder establecido: alrededor de la monarquía, dos partidos, las empresas del IBEX-35 y el oligopolio de la comunicación.
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