Artur Mas, de momento, no se va. Su lento descenso en el éxito de las elecciones de 2010 tras el gobierno Montilla empezó en septiembre de 2012. Dos semanas después de la manifestación de la diada de 2012, el presidente convocó elecciones. Le quedaban más de dos años de mandato, pero la crisis y los recortes se habían llevado a otros presidentes europeos. La manifestación y las reuniones con Mariano Rajoy le daban la opción de obtener un nuevo mandato hasta 2016. La estrategia no cuajó.
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