Conviene, en lo personal y en lo colectivo, blindarnos ante el ruido, la provocación y la desinformación. Hace ya tiempo que esta batalla se inició, pero es obvio que va a arreciar, porque el principal partido de la oposición ha elegido como estrategia política (una vez más) la gota malaya de la crispación, de la utilización del bulo y hasta de la justificación de conatos violentos. Es fundamental que ningún demócrata caiga en esa provocación.
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