Justo cuando la tecnología podría estar lista para enviar una misión tripulada a Marte, a partir de 2020, es justo cuando más peligroso podría ser. La razón está en la radiación que recibirían los astronautas procedente de los rayos cósmicos, que pueden dañar los sistemas de una nave y, peor aún, el ADN y la salud de los astronautas. Que esa radiación sea mayor o menor depende de la actividad sola
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