La estampa se produce en un torneo celebrado este verano en una isla canaria. Una jugadora española de 22 años sale a la pista con las piernas temblando: un par de horas antes le han ofrecido por Facebook 4.000 euros por perder el partido. Ha ido a consultárselo a su entrenador, y este le aconseja que se lo cuente al juez de silla. No le hace caso, pero tampoco acepta el trucaje. Gana su partido. Cuando termina, le vuelven a ofrecer 4.000 euros si pierde su segundo partido. La chica se niega. Terminan dejándola en paz.
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