Los ingresos prometidos por el Ministerio de Industria les permitirían pagar el coste de la instalación —unos 75.000 euros por cada 100 Kilovatios — en los primeros 10 años, lo que dejaba otros 20 años de beneficios limpios. Un negocio redondo que nunca se cumplió. Con la inversión ya hecha y la deuda ante el banco, primero el Gobierno de Zapatero, y más tarde el de Rajoy, les aplicaron unos recortes con carácter retroactivo sobre sus ingresos de hasta el 50% que hizo imposible asumir el débito.
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