Con el fin de las ayudas de la UE, la mayoría de las explotaciones del Estado español se ven abocadas al cierre. La actividad, que en 1990 daba trabajo a 45.000 personas, apenas emplea hoy a unas 2.000. Los expertos recuerdan lo insostenible del sector en materia de emisiones. “Mi abuelo era minero, mis tíos eran mineros y mi padre era minero”, cuenta José Antonio González, que trabajó en el pozo de Figaredo, cerca de Mieres, durante 23 años y hasta que se jubiló en 2003, con solo 41.
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