El ayuntamiento de la localidad donostiarra preocupado por el perjuicio que está causando el turismo en la ciudad ha optado por llevar a cabo un plan de reducción del interés turístico que recientemente dio comienzo.
En los últimos años el auge del turismo ha propiciado que muchas viviendas se dediquen a alojamientos turísticos, esto ha provocado una carestía de pisos para personas residentes, las cuales se tienen que ir a vivir cada vez más lejos. Además, el turismo aumenta la cantidad de personas en las calles dificultando el andar, y hace que las terrazas sean rentables, perpetuando su existencia.
Sensibilizados con este problema, desde la Concejalía Correspondiente del ayuntamiento y la Conserjería Procedente de la comunidad autónoma se ha iniciado un plan que consiste en el derribo de monumentos, de esa manera al no tener nada que ver en la ciudad los turistas optarán por otros destinos.
Esta pasada semana el plan dio sus primeros pasos con el derribo de la estación de tren histórica, un edificio de Norte construido hace 140 años que estaba ocasionando el interés de cientos de turistas, de esta manera, el horror causado a los visitantes más cultos generará un efecto de publicidad negativa que se propague y consiga frenar el turismo.
Desde el Ayuntamiento y la Conserjería Procedente celebran este hecho y no descartan más eliminaciones en fechas venideras.