Japón es un país en el que, sorprendentemente, no existe mucha innovación alentada por start-ups, pero cuando sucede, a veces genera estupefacción entre occidentales. Es el caso de Obosan-bin, una marca que significa 'sacerdote a domicilio' y que está haciendo que los templos budistas tradicionales reaccionen con tanta virulencia como los taxistas españoles frente a Uber o Cabify. Pero, en este caso, la innovación paga más impuestos que la tradición.
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