Donald Trump y las cabezas pensantes que le acompañan en un cometido tan exigente como es dirigir la nación más poderosa del mundo, han decidido nadar a contracorriente, una vez más. Si hace unos días la NHTSA declaraba sus intenciones de evitar procesos burocráticos innecesarios a los vehículos autónomos para un desarrollo más rápido, el Gobierno estadounidense acaba de dejar en stand by un mandato de la era Obama que perseguía algo parecido.
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