Un granjero estadounidense reclama para sí un pedazo de tierra de nadie entre Egipto y Sudán para nombrar princesa a su hija y, de paso, salvar al mundo. El 16 de junio de 2014, el día en que su hija Emily cumplía siete años, el granjero Jeremiah Heaton plantaba su bandera casera en el desértico trapezoide de Bir Tawil, proclamaba la fundación del Reino de Sudán del Norte, se erigía como jefe de estado y concedía a su hija el título de princesa.