Pintados sobre modelos vivos, cada modelo puede requerir entre 16 y 20 horas de laborioso trabajo manual. No se utilizan mejoras informáticas y todos los accesorios, como calaveras, hojas, cuernos, máscaras y tocados, son reales. El resultado es una combinación de humanidad y maquinaria: un submundo steampunk de dioses y diosas mitológicos, de demonios y robots.