En la base del monte Fuji se encuentra un denso bosque verde. Desde arriba, los árboles que se mecen al viento recuerdan al movimiento del mar, lo que le da al bosque de Aokigahara un segundo nombre: Jukai, o mar de árboles. El suelo es desigual y está lleno de pequeñas cavidades, raíces cubiertas de musgo que crecen sobre la lava seca que una vez fluyó en este lugar. El suelo tiene un alto contenido de hierro, lo que interfiere en las señales de móviles y GPS. Resulta fácil perderse. Se recomienda no abandonar los senderos marcados.