Alguien con la mente tan inquieta como Evel Knievel no podía parar de imaginarse nuevos desafíos para batir con su moto. Así que cuando acudió a Las Vegas el otoño de 1967 para ver el combate de boxeo entre Dick Tiger y Roger Rouse, en cuanto vio la fuente que adornaba la entrada del casino Cesar’s Palace pensó que estaría bien saltarla con su moto. Unos 43 metros separaban ambos extremos de la fuente, una distancia que Evel nunca había saltado pero que no le asustaba, como casi nada en su vida.