Los pterosaurios y otros dinosaurios voladores tenían huesos huecos, como las aves, para aligerar su peso en el aire. Esa ventaja evolutiva supone todo un problema para los paleontólogos, porque es difícil encontrar restos fósiles en buen estado con esos huesos tan quebradizos. De vez en cuando, la naturaleza regala a los científicos un yacimiento en condiciones de conservación especialmente buenas, y eso es precisamente lo que ha encontrado la doctora Elizabeth Martin-Silverstone en una isla cerca de Vancouver.