Los lirones eran muy apreciados en la cocina romana. La literatura o incluso el famoso recetario de Apicio nos hablan de su consumo. Su forma de cocinado eran asados "al anzuelo", a la plancha, horneados y servidos con salsa, tal y como nos indican diversas fuentes.

A pesar de la ingente información que tenemos sobre el mundo romano, aún hoy existen cosas que nos sorprenden.- Sabemos que la alta cocina romana era muy creativa en lo que a ingredientes se refiere, pero este artefacto, encontrado en su entorno original, es fascinante. Lo que vemos en la imagen consiste en un recipiente cerámico, de unos 20 centímetros de alto, con una espiral creada en su interior para que el lirón pudiera correr (algo parecido a las ruedas para hámsters) y alimentarlo con avellanas, nueces y bellotas.

Este lirón, también conocido como Muscardino balcánico, con aproximadamente la mitad del tamaño de una ardilla roja, es un mamífero de hábitos generalmente nocturnos, que durante el día acostumbra a dormir profundamente. Es un pequeño ser bastante perezoso y pertenece a ese grupo de animales que pasa el invierno en un estado latente de hibernación. El lirón ser caracteriza por ser un ávido consumidor de todo tipo de bayas, entre cuyas preferencias la uva ocupa un lugar privilegiado. Esta predilección por la fruta del vino.