Bajo el término «historicismo» se agrupan diferentes corrientes de pensamiento que tienen en común la consideración del papel histórico desempeñado por el ser humano, llegando algunas de ellas incluso a señalar la historicidad de la propia naturaleza humana. Para el historicismo, todo lo relacionado con la vida humana, desde la ideología hasta las instituciones políticas o la ciencia, debe entenderse a partir de la historia. Wilhelm Dilthey lo expresaba afirmando: “Lo que el hombre es lo experimenta sólo a través de su historia”.

GEMA ha remitido una carta al ministro de Cultura [...] en la que solicita una reunión encaminada a trabajar en un plan de emergencia [...] El colectivo se hace eco de las deficiencias estructurales que padece la música antigua [...] y lo ejemplifica con el desequilibrio presupuestario que existe entre las formaciones que interpretan repertorios de los siglos XIX y XX, para las que se destinan partidas de cientos de millones de euros, y las que se ocupan de repertorios anteriores al año 1800, que reciben un respaldo económico casi anecdótico.

Una de las ideas más terroríficas que se han pensado: la Gran Historia. Existe un proceso, una dirección, un destino, hacia el que la historia transcurre y que, además, es el auténtico sentido de todo. Así, el deber del hombre es contribuir a que tal destino se cumpla. Dicho de este modo parece un pensamiento inocuo, pero se agrava cuando ese destino está por encima de los individuos, de modo que se antojan como sacrificables en pos de ese glorioso fin.

Era el último de un pequeño grupo de pioneros a los que la música antigua le debe prácticamente todo lo que es hoy [...] Se va algo más que un músico: se va una leyenda, un auténtico mito, que, en compañía del clavecinista y organista Gustav Leonhardt y del flautista Frans Brüggen, a los que más tarde se uniría el violonchelista Anner Bylsma, fundó en 1960 el Concerto Amsterdam, primera formación que tocó con criterios historicistas música barroca en el siglo XX (al principio, con instrumentos modernos y, más tarde, con [...] y arcos de época).

El positivismo histórico y el historicismo alemán fueron dos de las primeras corrientes o tendencias en las que se centró la historiografía del siglo XIX, en la que destacan nombres como Augusto Comte o Leopoldo von Ranke. Hoy en día, las ideas positivistas están desmontadas por su carácter de inverosimilitud y falta de rigor histórico en general. La idea básica que exponían los defensores del positivismo histórico es la siguiente. Se quiere o se exige crear una nueva nación a partir de la falsa idea de un remoto pasado histórico idealizado.