Olympe de Gouges es objeto en la actualidad de una tentativa de creación de un mito. Olympe adoptó la defensa de una sociedad monárquica y de una aristocracia de los ricos, sostuvo, de forma militante, una política al servicio de una economía que especulaba con las subsistencias, que hambreaba a las familias pobres y rendía homenaje al «héroe» de la ley marcial. Nunca defendió las asambleas populares primarias en las que las mujeres ejercían sus derechos políticos entre 1789 y 1795. No extendía los derechos a los esclavos.