A veces, una visita a urgencias provocada por un síntoma aparentemente convencional puede terminar causando el temor y la sorpresa tanto de los médicos como del paciente en cuestión. Esto fue precisamente lo que le pasó a una mujer escocesa de 44 años, que acudía al hospital aquejada de dolor y pérdida de movilidad en su hombro y su brazo izquierdos.