Poco después, Stalin llegó al piso de los Troyanovski en una Viena helada, cubierta de nieve. Lenin decía de ellos que eran «buena gente... ¡Tienen dinero!» Alexander Troyanovski era un aristócrata joven y apuesto, además de oficial del ejército: su participación en la guerra ruso-japonesa lo había convertido al marxismo y por aquel entonces era el editor y socio capitalista de la revista Proveshchenie («Ilustración»), que publicaría un ensayo de Soso [Stalin]. Hablaba alemán e inglés con fluidez, y vivía con su bella esposa Elena Rozmirovich