El primer bombardeo sobre Madrid tuvo lugar el día 7 de agosto de 1936. Franco hizo lanzar antes octavillas con este texto: Si se persiste en una suicida terquedad, si los madrileños no obligan al Gobierno y a los jefes marxistas a rendir la capital sin condiciones, declinamos toda responsabilidad por los graves daños que nos veremos obligados a hacer para dominar por la fuerza esa resistencia suicida. Sabed madrileños, que cuanto mayor sea el obstáculo más duro será, por nuestra parte, el castigo.