En aquellos inicios de 1991 acababa de publicar otra novela atrevida y controvertida, El general en su laberinto, una personal biografía de Simón Bolivar. Gabriel García Márquez era una celebridad inalcanzable, cuya entrevista era un desafío para cualquier periodista. Un reto y un sueño imposible, así que logré el número de teléfono de su casa en la capital mexicana y lo marqué. La sorpresa, y la dicha, fue que aceptó. El lunes a las once de la mañana en la calle Fuego, en el Pedregal de San Ángel.