Podríamos decir que vivimos en la era del amor líquido, donde ha ganado más fuerza la novedad, la pasión y la libertad que la búsqueda de la estabilidad, según la metáfora del sociólogo Zygmunt Bauman. Eso hace que, en muchos casos, y sobre todo si no hay hijos de por medio, parezca más fácil romper con nuestra pareja que luchar por ella. Ya no nos vale lo que movió a nuestros abuelos o padres. La sociedad es distinta y nosotros también somos diferentes. Necesitamos encontrar “el equilibrio entre la seguridad y la estabilidad junto con el deseo