Cada año, y sólo durante los meses de invierno, empieza una larga tradición que reúne a familiares y amigos alrededor de una hoguera para degustar los excelentes calçots. Son cebollas tiernas especialmente seleccionadas y preparadas para asar a fuego vivo. Unos dicen que el secreto está en la salsa, otros en la ceremonia. Lo cierto es que es una festividad en la que siempre se acaba riendo y disfrutando.Si no habéis probado una os lo recomiendo. Hay un antes y un después.