El consumo de almidones parece haber sido clave para el desarrollo cerebral de nuestros antepasados, sugiere un nuevo estudio. Pero, ¿hará eso reconsiderar a los seguidores de las dietas bajas en carbohidratos? La razón es sencilla: la glucosa es uno de los principales combustibles del cerebro. Y, según el estudio, el desarrollo de nuestra capacidad para obtener azúcares de los carbohidratos –y en particular de los almidones– fue lo que sostuvo el acelerado crecimiento del cerebro "que empezó a notarse a partir del pleistoceno medio".