Tradicionalmente, las apps para follar han estado circunscritas al mundo gay, perpetuando el cliché aquí-te-pillo-aquí-te-mato de los homosexuales. Sin embargo, Tinder llegó a nuestros iPhones y aparentemente también tiene como meta retozar, pero esta vez sin excluir a los heteros. Hemos hablado con un usuario y con el responsable de la empresa en España, para dilucidar si el objetivo último es hacer amigos o hacer follamigos. Y, creedme, no está tan claro como parece.