En el siglo pasado, los programadores, asumiendo que el software no iba a reciclarse, habían tomado por costumbre omitir la centuria o siglo en el que estaban. Es decir, que trataba las fechas con los dos últimos dígitos y no por completo, porque se almacenaban de dos en dos. Así se conseguía ahorrar espacio, que era mucho más valioso que ahora.
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