Estaba convencida de que no dormía bien. Su pulsera Fitbit se lo dejaba muy claro mañana tras mañana, cuando repasaba las estadísticas de sueño de la noche anterior. Así que acudió al médico y solicitó que le hicieran un estudio exhaustivo para poner remedio a su mal. Pero los resultados de las varias pruebas a las que la sometieron decían otra cosa: la joven dormía bien. No había ningún problema al respecto. Sin embargo, ella seguía mostrándose incrédula. «Entonces, ¿por qué mi Fitbit me dice que duermo mal?». La anécdota es real. La cuentan
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