Si la idoneidad del uso de microservicios es relativa, la contratación de desarrolladores en base a su experiencia trabajando con los mismos es -cuanto menos- cuestionable. Cuando las empresas nos piden que encontremos “expertos en microservicios con entre 3 o 5 años de experiencia” están pidiendo un imposible. Eso implicaría contratar a Martin Fowler o a alguno de las pocas decenas de arquitectos que, en 2014, habían empezado a juguetear con ellos.
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