Una combinación de motivos medioambientales, tecnológicos y comerciales impulsará un mayor uso del gas natural en el transporte, dice el estudio, que pronostica que el cambio se experimentará con mayor intensidad en los segmentos de consumo más alto de combustible, como los camiones y los barcos. El gas natural es más limpio, supone un ahorro económico y facilidad de transporte. No genera dependencia europea de los países productores. Su futuro está garantizado y su expansión en el transporte público garantizada en pocos años.
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