El cobalto comienza a ser el nuevo oro del siglo XXI, al igual que las materias primas que conforman las baterías de los coches eléctricos. Si tenemos en cuenta que un teléfono móvil contiene entre cinco y 10 gramos de cobalto y que una batería puede llegar a contener hasta 15 kilos, está claro que se acerca una escasez de materias primas ante una demanda que crece más rápido que la capacidad de producción.
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