El caso es que, entre algunos papeles, recuperé hace poco cierta pieza de plástico, del tamaño de una tarjeta de crédito, de esas que regalaban los bancos y supermercados allá por 2002 con una tabla de equivalencia de valores entre diversas cantidades de euros y pesetas. Teniendo la pieza delante, caí en la cuenta de su parecido en cuanto a diseño con ciertos artilugios de principios del siglo XX, solo que aquéllos eran móviles y no sólo simples tablas impresas.
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