Nuestra revisión general (publicada en Molecular Psychiatry), que reveló la inexistencia de vínculos entre la serotonina y la depresión 1/, ha causado conmoción entre el público en general, pero ha sido ninguneada como una noticia ya de sobra conocida por los líderes de opinión en psiquiatría. Esta disyuntiva lleva a preguntarse por qué se ha alimentado al público con esta narrativa durante tanto tiempo, y qué hacen realmente los antidepresivos si no están revirtiendo un desequilibrio químico.