Los señores feudales que sobrevivieron, acostumbrados a vivir de las rentas que les proporcionaba el trabajo de sus vasallos, vieron cómo sus tierras se vaciaban, sus cosechas quedaban sin recolectar, las rentas agrarias caían estrepitosamente y los precios se derrumbaban. Así que, muy a su pesar, no les quedó más remedio que optar por vender o arrendar las tierras a precios muy bajos a quien las pudiera pagar o contratar a campesinos pagándoles salarios más altos. La peste negra había traído mejoras salariales para los campesinos.
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Con la falta de mano de obra tras la peste, los señores feudales dejaron de devolver a los siervos escapados. De esta forma los campesinos podían ir a feudos donde les pagasen más.
Los reyes hicieron leyes prohibiendo subir los sueldos pero no funcionaron.
Se conserva una carta dirigida al escritor Geoffrey Chaucer (Los cuentos de Canterbury) donde el remitente se lamenta de que los campesinos coman carne y vayan bien abrigados en invierno. No como en los buenos viejos tiempos.
Y es por esto que el que nazcan menos niños y baje la población les pone de los nervios a algunos.
Lo agradecidos que estaban por el teletrabajo en pandemia para que no se parasen las infraestructuras, ahora que volvamos a la ofi.
Pues me pondréis en la puta calle si quereis, pero a la ofi va a volver vuestra puta madre.