En vista de que la administración de un gran periódico necesita un gran capital, los propietarios de los órganos importantes forzosamente pertenecen a la clase capitalista, y será un raro y excepcional suceso si no simpatizasen con su propia clase en las ideas y en la manera de ver las cosas. Ellos pueden determinar las noticias que deben tener la gran multitud de lectores de periódicos; pueden realmente falsificar las noticias, o, sin ir tan lejos, escogerlas cuidadosamente, dando aquellos párrafos que puedan fomentar las pasiones que a ellos les conviene estimular, y suprimiéndolas cuando sea necesario recetar un antídoto. De este modo el concepto del mundo en la imaginación del lector medio de periódicos es falseado, por ser lo que conviene a los intereses del capitalista. [...]
A la mayoría del pueblo de un país puede hacérsele amar u odiar cualquier otro país, según el deseo de los propietarios de los periódicos, que están muchas veces influenciados, directa o indirectamente, por el deseo de los grandes financieros. Mientras fue conveniente que Inglaterra odiara a Rusia, nuestros periódicos estaban llenos de relatos del trato que se daba a los presos políticos en Rusia, la opresión de Finlandia y Polonia y otros temas parecidos. Tan pronto como nuestras relaciones extranjeras habían cambiado, estos párrafos desaparecían de los periódicos más importantes, y leíamos, en vez de aquellas noticias, los delitos de Alemania. La mayoría de los hombres no son suficientemente sagaces para estar alerta contra las influencias de la prensa, y mientras sigan sin tener un sentido crítico, el poder de la prensa continuará siendo muy grande.
Los caminos de la libertad (1918)
Bertrand Russell