Siffre, quien falleció el pasado 25 de agosto a los 85 años en Niza, era un espeleólogo, como se conoce a los científicos que estudian las cuevas.
En 1962, con solo 23 años, llevó a cabo uno de los experimentos más famosos en la historia de la cronobiología humana, campo que ayudó a fundar, dedicado a entender los mecanismos de los ritmos biológicos.
Acampó dos meses en una cueva a 130 metros de profundidad, solo y con una lámpara de minero como única fuente de iluminación, que utilizó de manera moderada para preparar su comida, leer y escribir en su diario.