Billy McGill era un muchacho de quince años que se pasaba los días jugando al rey de la pista en las canchas de Denker. Todo el mundo lo conocía y no había nadie en Los Ángeles capaz de echarle de esas pistas. Hasta que una mañana de 1955 se presentaron en el parque tres jóvenes de la liga universitaria que años más tarde sumarían trece anillos de la NBA: Wilt Chamberlain, Bill Russell y Guy Rodgers. Cuando entraron en las canchas de Denker el tiempo pareció detenerse.
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