En 1917 el rey Jorge V tenía un problema de imagen y de liderazgo muy grave. Estaba fuertemente emparentado con las casas reales de sus enemigos en la I Guerra Mundial e, incluso, su apellido era alemán: Sajonia Coburgo-Gotha. A partir de marzo de ese mismo año, cuando el avión alemán Gotha G.IV comenzó a bombardear Londres. La sangre alemana corría por las venas de la familia real británica desde, al menos, 200 años antes.
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