Para todo el gran cine que proviene de allí, Irán tiene una bastante maléfica tendencia a meter en prisión a sus directores. Concretamente a aquellos que intentan sortear menos las barreras de la censura para mostrarse críticos con el régimen de su país, exponiendo sin miramientos unos mimbres de crueldad que sostienen el poder.Ganadora del Oso de Oro en el Festival de Berlín del año 2020, la película de Mohammad Rasoulof nos muestra en formato de antología la horrible experiencia de la pena de muerte en Irán.
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